La paruresis, siendo un problema de raíces psicológicas, se mantiene debido a ciertas creencias que el parurético ha internalizado.
Son creencias irracionales, pero que tienen una gran fuerza para manifestarse como reales en la experiencia del paciente, por que tienen la capacidad de cumplirse a sí mismas.
Es necesario identificar estas creencias y desafiarlas, tanto en teoría como en la práctica.
A continuación presento una lista de estas falsas creencias, y una refutación racional de cada una de ellas:
«Soy la única persona en el mundo que tiene este problema».
Esta es una falsa creencia que impide buscar ayuda e información sobre el padecimiento. El darse cuenta que no se está solo con este problema puede resultar un gran alivio.
«Cuando voy a orinar al baño público, otros pueden verme y escucharme, y juzgarme negativamente si no logro orinar. Cuando voy al baño, la gente está muy pendiente de si logro orinar o no».
La realidad es que en la mayor parte de los casos la gente no anda evaluando a las personas que no pueden orinar en un baño público. Y si realmente se dieran cuenta de que alguien está teniendo problemas para orinar, no le darían mayor importancia, ya que cada quién está ocupado en los asuntos de su vida cotidiana.
Resulta especialmente absurdo preocuparse por lo que piense una persona desconocida en un baño público, una persona desconocida a la que probablemente nunca volveremos a ver.
Sin embargo esta creencia, por irracional que pueda parecer, resulta muy persistente y difícil de erradicar una vez que se ha instalado en la mente, por lo que es necesario desafiarla en la práctica de la terapia de exposición gradual, mostrándole a nuestro cerebro que se equivoca al pensar que debe temer una evaluación negativa.
«Si otros se enteran de mi problema para orinar va a ser una catástrofe, y todos se van a burlar de mí».
El parurético castrofiza y exagera la importancia de su problema y la opinión negativa que otros pueden tener de él. Cuando en realidad no es para tanto, ya que al ser debidamente informadas, la mayoría de las personas reaccionarían con simpatía y no con negatividad. Para una persona que no la padece, la paruresis no tiene la importancia que el parurético le atribuye.
En el peor de los casos, sí es cierto que hay personas incomprensivas, pero esto no debería molestar en exceso al parurético. Las personas que se burlan del sufrimiento de otro ser humano son las que están realmente enfermas.
Sin embargo, al principio no es recomendable compartir el problema con todo el mundo. Es mejor empezar a hablar de esta condición con familiares y amigos cercanos.
«La paruresis me hace menos hombre. Mi incapacidad para orinar en situaciones públicas disminuye mi valor como persona».
Es necesario entender, que el propósito original de orinar es vaciar la vejiga, y no tiene el propósito de demostrar hombría o estimar el valor de una persona.
El propósito de vaciar la vejiga se logra sin importar si la persona está parada o sentada, si lo hace en un urinario, en un inodoro o al aire libre; si se tarda mucho o se tarda poco, si lo hace en forma natural o hace uso de un catéter.
El tiempo en que usted se tarda en mear (o en no mear) es poco comparado con todo lo que usted hace y todo lo que usted es.
«Tengo que orinar rápido, en menos de 5 minutos, para que otros no piensen mal de mí».
Tómese todo el tiempo para orinar que usted considere necesario. No se aflija si otros están esperando a que usted termine. Practique a ubicarse frente a un urinario sin intentar orinar por cinco minutos, para que su cerebro se de cuenta de que no hay nada que temer si se tarda más de lo esperado.
«Siempre debo usar un urinario cuando esté disponible en vez de usar el inodoro, o de lo contrario soy menos hombre, y es una catástrofe».
Su valía como persona no se determina por su capacidad para orinar en un urinario. Utilice el inodoro si no tiene éxito en un escusado.
«No le puedo contar esto a mi pareja por que no me va a querer».
Para evitar tensiones innecesarias, es mejor compartir sobre la condición de paruresis desde el principio de la relación. Recuerde que los no paruréticos no le dan tanta importancia a este asunto como usted cree. Si la persona se le aleja por eso, en realidad no era digna de usted.
«Tengo deseos de ir al baño, pero mejor me espero a llegar a casa, por que ya sé que voy a fracasar de todos modos».
Vaya al baño e intente orinar aunque no lo consiga. Deje de evitar los baños en situaciones públicas. Solo enfrentándose a la ansiedad es como logrará vencerla.
«Debo siempre poder orinar en todo tipo de situaciones, o de lo contrario soy un fracasado y es una catástrofe».
Hasta las personas que no son paruréticas experimentan vacilacione para orinar en ciertas situaciones públicas. No se deje atrapar por una mentalidad de «todo o nada». No deje que el fracaso lo desanime y siga practicando la terapia de exposición gradual.
«Usar un catéter para orinar por causa de la paruresis es algo degradante y humillante. Me niego a usar un catéter, sin importar que sienta una urgencia extrema por orinar».
Recuerde que el objetivo de orinar es vaciar la vejiga, no demostrar su hombría o valor como persona. No tiene nada de malo utilizar esta herramienta si usted realmente la necesita. El retener la orina por mucho tiempo puede ser perjudicial para la salud.
«Mi problema de paruresis es algo verdaderamente terrible, lo que me hace ser una persona muy desafortunada».
Hay cosas peores por las que preocuparse en la vida. Siéntase agradecido por las cosas buenas que tiene en la vida. La auto-conmiseración no le va a ayudar a superar este problema. Usted tiene una gran posibilidad de superar esta condición si se lo propone.