Hay muchos malentendidos sobre la paruresis, empezando por el hecho de que con frecuencia ni siquiera los profesionales de la salud, como los urólogos y psicólogos, conocen sobre este padecimiento.
Además, el mismo parurético es víctima de sus propias falsas creencias que le impiden superar su problema.
Pero veamos algunas de las ideas equivocadas que la gente tiene sobre la paruresis:
«La paruresis no existe, es solo un invento para evadir las pruebas de drogas. Si hay problemas para orinar se debe a problemas físicos».
Hay situaciones en las que es necesario producir una muestra de orina cuando se requiere de una prueba de drogas, para comprobar que una persona no usa drogas. Esto es algo que se da mucho en Estados Unidos, donde el gobierno y la empresa privada requiere frecuentemente de estas pruebas.
Hay personas que tienen problemas para proporcionar una muestra de orina bajo supervisión. La incapacidad de producir una prueba de drogas se interpreta frecuentemente como una negativa a someterse a la prueba de drogas y como una admisión tácita de que se consume drogas. La posibilidad de que una persona verdaderamente padezca de vejiga tímida no se toma en cuenta, y no se proveen de métodos alternativos de pruebas de drogas.
Pero la paruresis es un padecimiento real y no una excusa para evadir las pruebas de drogas. Es necesario que el gobierno y las empresas reconozcan la existencia de este padecimiento para no hacer sufrir innecesariamente a los que sufren de paruresis.
«El problema de los paruréticos es la exagerada modestia: ellos tienen temor de que otros vean sus partes íntimas».
El problema del parurético no es el temor a que vean sus partes íntimas, sino el temor a que otros se den cuenta de que no pueden orinar en situaciones públicas.
Es algo que puede resultar difícil de comprender para quien ha sufrido de este padecimiento. El problema del parurético no es la exagerada modestia. Un caso extremo se da cuando la persona no puede orinar delante de la pareja, aun después de haber hecho el amor muchas veces.
«Los paruréticos son personas que tienen problemas de timidez». (Este es un estereotipo divulgado por el cine y la televisión, en los raros casos en los que se hace alusión a la paruresis).
Una persona puede parecer muy segura de sí misma en el trato con los demás y aún así padecer de paruresis. El hecho de que a la paruresis se le conozca como «vejiga tímida» no implica que la persona sea tímida, aunque hay que reconocer que algunos paruréticos son tímidos, pero la paruresis no se cura venciendo la timidez en situaciones sociales.
«Los paruréticos son extremadamente escrupulosos en temas de higiene, y por eso tienen temor de orinar en baños públicos».
El problema del parurético es que quiere orinar pero no puede, no es que evite orinar en situaciones públicas por ser demasiado escrupuloso. Y no puede orinar porque siente que está siendo observado y evaluado negativamente por su incapacidad de orinar. Esto se convierte en un círculo vicioso.
«La paruresis es un reflejo de tendencias homosexuales».
Se comprueba la falsedad de este enunciado al comprobar la enorme cantidad de paruréticos que no son homosexuales.
«La paruresis es solo un síntoma que refleja problemas emocionales no resueltos».
Por ejemplo, uno podría pensar que la paruresis es un resultado de la baja auto-estima, y que al recuperar la auto-estima la paruresis desaparecería. Pero no es así, es necesario tratar la paruresis en sí misma, por medio de la terapia cognitivo-conductual. La baja auto-estima bien puede ser un efecto de la paruresis, y no su causa.
«La paruresis se cura averiguando el evento traumático que la causó».
No siempre se puede señalar un evento traumático como causa de la paruresis, y aunque éste exista, resulta inútil identificarlo, ya que la paruresis es algo que toma vida propia, independiente de las causas que la hayan originado, por lo que ninguna cantidad de terapia hablada es suficiente para un tratamiento efectivo: es necesario recurrir a la terapia cognitivo-conductual.
«La paruresis se puede curar por medio de la hipnosis o la programación neurolingüística».
No hay soluciones mágicas ni rápidas para la paruresis. Nunca se han podido comprobar las afirmaciones de los que promueven este tipo de tratamientos. El único tratamiento que ha producido reportes consistentes de éxito es la terapia cognitivo-conductual.