Paruresis – Wikipedia

Lo que sigue es una traducción de la entrada de Wikipedia en inglés sobre la paruresis:

La paruresis es un tipo de fobia en la que el paciente es incapaz de orinar en la presencia (real o imaginada) de otros, como en el caso del uso de un baño público. Afecta más comúnmente a los hombres, aunque hay mujeres que la sufren. La condición análoga que afecta al movimiento del intestino se conoce como parcopresis.

Contenidos

Impacto

Muchas personas tienen episodios breves y aislados de dificultad urinaria en situaciones donde otras personas están muy cerca. La paruresis, sin embargo, va mucho más allá de la simple timidez, de la vergüenza, miedo a la exposición, o miedo a ser juzgado por no ser capaz de orinar.

Otras personas pueden encontrar que son incapaces de orinar mientras van en vehículos en movimiento, o experimentan fijación en los sonidos de su orina en los baños públicos silenciosos o residenciales.

En casos severos, una persona con paruresis solo puede orinar cuando está solo en casa o en el proceso de sacarse la orina con una sonda (cateterización).[1]

Aunque la mayoría de los pacientes reportan que desarrollaron la condición en la adolescencia, ésta puede aparecer a cualquier edad. Además, debido a los diferentes niveles de gravedad de una persona a otra, la primera experiencia del problema de algunas personas ocurre cuando se «traban» tratando de producir una muestra para una prueba de drogas.

Muchas mujeres no saben que ellas también están sujetas a la paruresis; los artículos escritos sobre las mujeres y la micción destacan otras disfunciones urinarias femeninas, tales como la incontinencia urinaria o la micción frecuente.

Algunas personas hacen frente a este padecimiento reteniendo la orina en forma deliberada, absteniéndose de ingerir líquidos, o localizando baños desocupados o que solo pueden ser usados por una sola persona a la vez. Los casos más graves de este trastorno pueden tener efectos restrictivos sobre la vida de una persona.

En los casos que van de moderados a severos, la superación de la paruresis puede ser extremadamente difícil sin la ayuda de un psicólogo, un terapeuta o de un grupo de apoyo.

Los enfermos graves puede que no estén dispuestos a viajar lejos de su casa o ser capaces de formar relaciones íntimas. Otros no pueden orinar, incluso en su propia casa, si pueden escuchar que alguien más está allí.

Algunos medicamentos pueden causar dificultad para orinar, los opiáceos como la heroína, hidrocodone, o los opioides sintéticos como la metadona. Hay variaciones en la gravedad de persona a persona, pero muchos usuarios y consumidores de estas sustancias sufren de paruresis. En parte esto es un efecto secundario físico de estas substancias, pero a menudo es al parecer un síntoma psicológico, directamente relacionados con la «timidez», etc, como la paruresis.

Mientras que las drogas como la heroína pueden hacer que sea más o menos imposible de orinar, el efecto puede variar, y muy a menudo tiene un parecido directo a la paruresis «ordinaria», es decir, el usuario puede encontrar imposible el orinar en absoluto, o él o ella puede sólo ser capaz de orinar cuando está solo/sola.

La Buprenorfina (como el sustituto opiáceo del Suboxone) parece ser un poco diferente de los opiáceos «normales», ya que provoca síntomas más o menos coincidentes con la paruresis, con la dificultad directamente relacionada con factores psicológicos. En comparación, los opiáceos, pueden causar una gran dificultad, independientemente de la presencia (real o imaginada) de otras personas. Muchos usuarios de Suboxone experimentan una gran dificultad si saben o sienten que los demás puedan verlos o escucharlos orinar. Esto puede causar dificultades, ya que el Suboxone, al ser utilizado en programas de prevención del abuso de substancias, a menudo requiere que los pacientes presenten muestras de orina, lo que puede ser muy difícil para muchos pacientes.

Algunos usuarios de Suboxone nunca experimentan esto, mientras que otros lo hacen sólo de forma esporádica. Esto puede afectar a los pacientes, incluso si nunca han tenido ningún problema con paruresis antes de comenzar el tratamiento. No está claro cual es el mecanismo que produce esto.

Esto es sin duda de naturaleza psicológica, ya que una persona puede experimentarlo cuando está sola, o sin esperarlo pueda que no tenga ninguna dificultad, incluso cuando otros están cerca.

Muchos usuarios han encontrado que el sonido del agua corriendo u otros sonidos para «encubrir» el sonido de su orina son necesarios, pero una vez que el flujo de orina comienza éste fluye normalmente hasta su finalización.

No está claro cómo estas sustancias químicas causan la reacción psico-física descrita. La inclusión de ésta en los «efectos secundarios» de la medicación es esporádica. Algunas farmacias la incluyen en la lista de posibles síntomas, mientras que otras no la mencionan.

Origen del término

El término Paruresis fue acuñado por Williams y Degenhart (1954) en su artículo «Paruresis: un estudio de un trastorno de la micción» en la Revista de Psicología General 51:19-29. Los investigadores encuestaron a 1,419 estudiantes universitarios y encontraron que un 14,4% había experimentado paruresis, ya sea en forma espóradica o continua.

Otros términos

La paruresis también se conoce por muchos términos coloquiales, incluyendo el de vejiga tímida, riñones tímidos, miedo escénico, miedo de mear, urofobia, timidez de la orina, el síndrome de la orina pública, pistola tímida, el síndrome de vejiga tímida y bloqueo de aire. También se conoce como retención urinaria psicógena.

Reconocimiento general

Hay un creciente reconocimiento de la condición por parte de el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS) y el gobierno del Reino Unido.

La condición está comprendida en las reglas para las pruebas de orina obligatorias de drogas en las prisiones del Reino Unido, y los tribunales de prestación por incapacidad del Reino Unido también la reconocen. La condición aparece en la enciclopedia en línea de la NHS de condiciones y trastornos.[2]

Ahora se informa que ha sido aceptada como una razón válida para excusarse para no integrarse a un jurado.[3] Desde el 1 de agosto de 2005, la orientación sobre las normas relativas a las pruebas de las personas en libertad condicional en el Reino Unido cita explícitamente la paruresis como un motivo válido para alegar incapacidad de producir una muestra que no debe interpretarse como una negativa.

La condición es reconocida por la Asociación Americana de Urología, que la incluye en su directorio en línea de condiciones.[4] Ha sido de vez en cuando el tema de columnas de consejos, como la de Ann Landers, a la que los pacientes han escrito y han sido aconsejados a su problema.

En el Manual Estadístico y de Diagnóstico de Trastornos Mentales de Estados Unidos (DSM-IV) TR, se clasifica como una forma de fobia social a la que también se conoce como un tipo de ansiedad social crónica, pero que es cuestionada por algunos médicos.[5]

El Contexto y las Muestras de Orina

Pueden haber graves dificultades con las pruebas de drogas en el lugar de trabajo, donde se insiste en muestras de orina bajo observación, si el régimen de pruebas no reconoce y atiende a la condición. En el Reino Unido los empleados tienen un derecho general a no ser despedidos injustamente, y por lo tanto tienen una posible defensa si esta situación se presenta, pero esto no es así en todas partes.

Existe una creciente evidencia que sugiere que algunas autoridades de las pruebas de drogas ven a la paruresis como una molestia y una pérdida de tiempo, y algunos implementan «procedimientos de la vejiga tímida» solo para cumplir un protocolo, sin interesarse realmente en el problema, y donde no hay pruebas de que haya llevado a cabo ninguna investigación real en la materia.

En la Agencia Federal de Prisiones de los Estados Unidos, el Código de Regulaciones Federales establece que «Se presume que un recluso no está dispuesto a proporcionar una muestra de orina si se rehusa a proporcionarla en el plazo asignado. Un preso puede refutar esta presunción en el proceso disciplinario». [6]

Aunque los tribunales de EE.UU. han determinado que la incapacidad de proveer de tratamiento a las personas a las que se les ha diagnosticado paruresis podría violar los derechos constitucionales del recluso, los tribunales también han «rechazado sistemáticamente los intentos que consideran sospechosos o sin fundamento de alegar paruresis como defensa en caso de no poder realizar la prueba de drogas»[7], particularmente cuando no hubo testimonios de historia clínica o el testimonio de un médico para respaldar el alegato de paruresis.[8]

La Asociación Internacional de Paruresis hace hincapié en la importancia de documentar médicamente la condición, ya que «la persona que es incapaz de producir una muestra de orina se presume culpable en la ausencia de cualquier prueba».[9] Algunas prisiones han ofrecido el uso de una «celda seca», es decir, una celda sin instalaciones sanitarias, contando con sólo un contenedor para los residuos del prisionero, para ofrecerle facilidades a los presos que se encuentran afectados por paruresis, lo que les impide proporcionar una muestra de orina bajo observación.[10]

Los códigos y procedimientos para las pruebas de drogas en el deporte son establecidos por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Consultas hechas a la AMA revelan que sus códigos de dopaje no preveen la condición en absoluto, y dicen que nunca han tenido ningún reporte de problemas con eso.

Referencias

  1. Paruresis – shy bladder syndrome – Better Health Channel
  2. NHSDirect Site – reference to paruresis
  3. – UKPT page re: jury service and incapacity benefit cases.
  4. American Urological Association – Paruresis
  5. Hammelstein P, Soifer S (2006). «Is «shy bladder syndrome» (paruresis) correctly classified as social phobia?». Journal of anxiety disorders 20 (3): 296–311. doi:10.1016/j.janxdis.2005.02.008. PMID 16564434.
  6. Code of Federal Regulations, Title 28: Judicial Administration, Part 550—Drug Programs, Subpart D—Urine Surveillance, § 550.31 Procedures
  7. Medard v. Doherty, 2007 NY Slip Op 32130 – NY: Supreme Court, New York 2007
  8. In the matter of Becker v. Goord, 13 AD 3d 947 – NY: Supreme Court, Appellate Div., 3rd Dept. 2004
  9. http://www.paruresis.org/FAQ/faq_page_4.htm
  10. Meeks v. Tennessee Department of Correction, Tenn: Court of Appeals, Nashville 2008

Enlaces Externos

Frases sobre la paruresis

A continuación presento algunas frases interesantes sobre la paruresis tomadas de algunos artículos en inglés sobre el tema. La mayoría de frases son de Steven Soifer, co-fundador de la Asociación Internacional de Paruresis (IPA, por sus siglas en inglés).

“Para alguien que sea un parurético crónico, si alguien le pusiera una pistola en la cabeza y le dijera ‘tienes que mear o morir’, esa persona moriría.
— Steven Soifer
Don’t look now … you may have a bashful bladder

“Cuando yo era un chico en quinto grado, fui al baño y algunos chicos me importunaron. Entonces fui al escusado y ellos intentaron derribar la puerta. Estoy casi seguro de que eso fue lo que pasó y que por eso tengo el problema”
— Steven Soifer
Don’t look now … you may have a bashful bladder

“La paruresis es un trastorno de ansiedad social y varía en intensidad; puede ir desde un intento fracasado en un juego de fútbol americano hasta la agorafobia total. Una mujer a la que tratamos sólo podía hacerlo en su propio jardín por la noche. Ella vino para una sesión, y luego nunca más la volvimos a ver.
—Steven Soifer
Stephen Soifer

“A mucha gente con incontinencia o impotencia, el miedo a pasar una vergüenza los motiva a buscar ayuda médica. Mientras que a los paruréticos, la ansiedad puede llevarlos más bien a no buscar tratamiento. Como resultado, se vuelven rehenes de sus propias vejigas.
—John Morgan
Bashful bladder hangs up nature’s call

“La fobia se mantiene en secreto, debido a la naturaleza vergonzosa y bochornosa de la condición. El secreto perpetúa la fobia y deja al parurético en una prisión virtual diaria, convirtiéndolo en un esclavo del baño seguro más cercano. Y debido a que los paruréticos tienen temor de hablar de su condición, por lo general no se dan cuenta de que tienen un problema muy común: la fobia social más común después del miedo a hablar en público. Por eso no buscan tratamiento hasta después de un promedio de 25 años de convivir con el padecimiento.
—Nancy L. Pickering
Paruresis: The Secret Bathroom Phobia

“[La paruresis] es probablemente la tercera cosa de la que más vergüenza da hablar — las otras dos serían la impotencia y la incontinencia. Hasta que tenía 40 años, yo pensaba que era la única persona en el mundo que la padecía. Así que parte del proceso de recuperación es hablar de ello. Eso le quita el carácter de secreto.
— Steven Soifer
Don’t look now … you may have a bashful bladder

“Una cantidad menor de hombres de la que pensamos puede ir a un urinario en forma de canal y orinar inmediatamente.
—Steven Soifer
Wistful Whizzers

“Casi todo el mundo conoce a alguien que tiene o ha tenido paruresis. Me gusta decir que usted puede convertir en parurético a cualquiera, o inducirle los síntomas, con solo crear las condiciones apropiadas, como someterle al hacinamiento, a pruebas antidrogas o a la cárcel. Imagine que a usted le digan: ‘Bájate los pantalones mientras observamos como haces pis’. Creo que de 80 a 90 por ciento de la población tendría problemas con eso.
—Steven Soifer
Stephen Soifer

“Cuando tenemos miedo se produce en nuestro cuerpo una reacción de adrenalina y el cuerpo automáticamente cierra el músculo interno del esfínter. Es una protección, porque si usted está corriendo por su vida, lo último que usted querrá hacer es pararse a orinar.
—Steven Soifer
Wistful Whizzers

“En la Edad Media los ejércitos maldecían a sus enemigos con la incapacidad para mear.
—Steven Soifer
Wistful Whizzers

“París es el sueño de un parurético. Lo mismo Tokio. Los cuartos de baño de hombres tienen a veces televisores a los que se les sube el volumen para que nadie pueda decir si usted está meando, o simplemente está ahí parado sintiéndose como estúpido. Una vez por accidente presioné un botón en un sanitario de Tokio que activó una grabación a alto volumen de un tanque de escusado vaciándose. Después entendí que mucha gente vacía el tanque primero para cubrir su sonido (o la falta de él), y que por eso millones de galones de agua estaban siendo desperdiciados. Por lo que se le pidió a la compañía de servicios sanitarios que ideara una solución ecológica alternativa, que resultó ser bastante bizarra.
—Steven Soifer
Bashful Bladders

“Yo no uso el término ‘parurético’ para describir a una persona con paruresis. Pienso que uno siente cierto alivio al principio al saber que el asunto tiene un nombre y de que otros experimentan lo mismo. Sin embargo, más allá de eso, me parece que puede sugerir que el propio ser de uno está siendo definido por el término. ‘Soy un parurético’ parece ser inmerecido y falso al mismo tiempo. Yo no sé cuanto tiempo se toma usted en mear (o en no mear), pero el verdadero tiempo que requiere es pequeño en comparación con todo lo demás que usted es.
—Christopher J. McCullogh
A Few Notes on Paruresis

“Si mear no involucrara los genitales de uno, ¿habría personas con paruresis? Si uno orinara con el dedo índice izquierdo, ¿tendríamos a la IPA? Desde luego, si para orinar se empleara el dedo medio eso haría que la expresión ‘mostrarle el dedo a alguien’ cobrara un significado totalmente nuevo.
—Christopher J. McCullogh
A Few Notes on Paruresis

“Los baños públicos de Australia son horribles, básicamente son paredes en las que uno orina.
—Steven Soifer
Stephen Soifer

“Si usted tiene niños, asegúrese de que nunca sienta presión en relación con las funciones corporales. (¡Podrías POR FAVOR apurarte y hacerlo ahora mismo!)
About Avoidant Paruresis

“Observen en los baños públicos lo que hacen los hombres que supuestamente orinan en forma normal. Todos ellos tienen UNA MANERA MUY PERSONAL DE EMPEZAR A ORINAR. Unos miran hacia abajo, otros hacia arriba, otros miran la pared que está enfrente de ellos, algunos se inclinan hacia el urinario con una mano apoyada en la pared, etc. TOME usted una actitud de ME VALE VERGA, usted está ahí para mear, tomará todo el maldito tiempo que sea necesario – y aprenderá de la experiencia aun cuando falle en desaguar. Solo vaya al siguiente urinario e inténtelo otra vez y otra vez, ¡y otra vez!
Wistful Whizzers

“Tratar la paruresis (el nombre técnico de este problema), es probablemente menos dificil de lo que te imaginas. Aunque esto puede sonar extraño, cuando tratamos esta condición generalmente te pedimos que vayas a un baño público y practiques NO orinar. Como la naturaleza de este problema está relacionada con tus sentimientos de verguenza e incomodidad en instalaciones públicas, la meta es tratar de que te sientas más cómodo y menos ansioso cuando te toque orinar. También debes de tratar de ser consciente de lo que te dices a ti mismo cuando estás en un baño público. Estos pensamientos pueden contribuir a mantener alto tu nivel de ansiedad y por lo tanto afectar tu capacidad de orinar.
—Cheryl Carmin, Ph.D.
Bashful Bladder

“He sufrido de paruresis por 30 años, y he estado en recuperación en los últimos seis, pero no estoy curado. Esto es algo parecido al alcoholismo. Uno se puede recuperar cerca del cien por ciento, pero se puede producir otra vez en ciertas situaciones. Por esa razón no hablo de una cura.
—Steven Soifer
Choking at the Bowl

Mi experiencia con la paruresis

Yo empecé a tener problemas para orinar en público desde que era niño.

Antes de ir a la escuela, ya en el kinder, nunca iba al baño de los niños ya que me daba vergüenza pensar que alguien pudiera ver «mis partes». A esa edad yo no tenía un completo control sobre mis esfínteres, y por lo tanto sucedía muchas veces que me orinaba en mis pantalones. Recuerdo que pasé algunas tardes secándome al sol.

Yo era un niño tímido, por ser hijo único y no tener con quien jugar en la casa. Fue esa timidez la que me hizo desarrollarme como un adolescente inseguro, con una baja auto-estima.

Ya sea en la escuela o en el colegio, siempre traté de evitar los baños públicos. Aprendí a retener la orina por varias horas, y no tuve mayores problemas al principio, ya que estaba relativamente cerca de casa. Con el fin de aguantar más tiempo trataba de evitar los líquidos.

Tuve varias experiencias traumáticas en mi infancia, relacionadas con la paruresis y la timidez de que vieran mis intimidades. Cierta vez estando en la casa de mi abuela, un primo trató de entrar al baño mientras yo estaba orinando, por lo que al tratar de detener la puerta me mojé los pantalones.

En otra ocasión un niño que vivía en la casa intentó entrar en el cuarto cuando yo estaba desnudo después de bañarme, por lo que al tratar de impedirle la entrada lo herí en el pie. Una vez que estaba en una casa ajena, sentí gran urgencia por orinar, y me costó bastante tiempo iniciar el chorro.

Durante los seis años de escuela primaria nunca fui al baño a orinar, a excepción de una vez en el último año, cuando por sentir una especial urgencia para orinar le pedí permiso a la maestra para ir al baño, con la mala suerte de que a un compañero se le ocurrió también pedir permiso y acompañarme al baño, con lo que no pude orinar, y tuve que aguantarme un par de horas antes de llegar a casa.

Recuerdo que el compañero en cuestión tenía la curiosidad de saber por qué yo no acostumbraba a ir al baño en el tiempo de recreo. Él creía que me daba vergüenza reconocer que estaba entrando en la pubertad y de que tenía pelos «ahí abajo».

En los últimos años del colegio me tocó orinar más seguido, y lo hacía en los cubículos de los escusados, ya que el urinario consistía en una abertura en el piso, con lo que al orinar era fácil ver el pene de la persona.

Lo más difícil fue cuando me tocó ir a la universidad, porque ya no estaba en mi pequeño pueblo, sino en la capital, y me tocó atravesar distancias más grandes y permanecer más tiempo en un solo lugar. Fue en ese tiempo cuando me dí cuenta de la gravedad de mi problema. Cada fracaso en intentar orinar podía ser bastante molesto, y la tensión que esto me producía lastimaba mi auto-estima (y mi vejiga).

Recuerdo una vez, cuando hice un viaje de dos horas a la capital, e intenté orinar en el urinario de piso de la empresa de transporte, y no pude hacerlo, ya que había muchos hombres que también estaban orinando a la par que podían verme. Estuve varios minutos intentándolo, pero no lo logré. Tuve que esperar hasta llegar al cuarto del hotel para poder evacuar.

El drama que se daba en mi mente por ese tiempo no era tanto el temor a que me vieran orinando, sino a que otras personas se dieran cuenta de que yo no podía orinar, por pura vergüenza. Esto puede parecer estúpido para alguien que no haya tenido el mismo problema, pero eso era lo que sucedía. Era un miedo que se alimentaba a sí mismo en un círculo vicioso.

La paruresis afectó mi vida social. Además de mi timidez, quizás esta fue una de las razones por las que no pude conseguir novia en ese tiempo.

Recuerdo que en la universidad muchas veces me tocaba buscar en varios baños las condiciones adecuadas para sentirme seguro al orinar. Iba de baño en baño, intentando orinar. Muchas veces disimulando el hecho de no haber tenido éxito, bajando la palanca del urinario como si realmente hubiera orinado y lavándome las manos.

Todo empezó a cambiar cuando encontré en Internet que yo no era la única persona con este problema, y que mi condición tenía un nombre: paruresis.

Fue un alivio el saber que yo no era la única persona en el mundo con este problema. El solo darme cuenta de esto le dio un gran impulso a mi recuperación.

Empecé a aplicar los consejos de la página de la Asociación Internacional de Paruresis (en inglés), sobre el tratamiento de desensibilización, que consiste en ir avanzando gradualmente hacia niveles más avanzados de dificultad para orinar.

Comprendí que no podía vencer la paruresis sino me enfrentaba a ella, que debía intentar orinar muchas veces y en diferentes situaciones. Al hacerlo pude controlar mi temor hasta hacerlo manejable.

También, buscando sobre técnicas de seducción en Internet aprendí a ser más sociable y pude conseguir mi primera novia.

Al día de hoy puedo decir que aunque mi paruresis no ha sido del todo vencida, ya que ocasionalmente experimento alguna vacilación en un baño público, la paruresis no es ya para mí el monstruo que solía ser: la paruresis ya no controla mi vida.

¿No puedes orinar en baños públicos?

Te puede haber sucedido más de una vez: Te dispones a orinar en un baño público, pero no logras relajarte lo suficiente para empezar a fluir y orinar normalmente. Entre más te tardas en empezar a orinar más ansiedad te da, y terminas frustrado en tu intento de orinar, pero con la vejiga todavía llena.

Te bloqueas con solo pensar en la posibilidad de que otras personas puedan darse cuenta de tu dificultad para orinar en público. Tu padecimiento te avergüenza y lo mantienes en secreto, pensando que solo a tí te sucede esto, pero no te desesperes, porque en realidad no estás solo.

Son millones de personas en el mundo las que sufren de paruresis, como se le conoce científicamente a este padecimiento. De acuerdo con la Asociación Internacional de Paruresis (IPA, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro que se dedica a crear conciencia sobre esta condición y a ayudar a las personas que la padecen, la paruresis afecta a alrededor de 7% de la población, lo que serían unos 17 millones de personas en Estados Unidos y unos 3 millones en Canadá.

Tampoco es un padecimiento nuevo, en la Edad Media los ejércitos maldecían a sus enemigos con la incapacidad de orinar en público, según Steve Soifer, fundador de la Asociación Internacional de Paruresis, aunque la primera referencia clínica a la condición se dio hasta la década de 1920.

Existen tratamientos disponibles al alcance de todos, grupos de apoyo y material informativo.

Hay personas que han logrado vencer la paruresis, y por lo tanto no debes perder la esperanza de lograrlo tú también.